En tren a tomar las aguas (I): Karlovy Vary

21 de abril de 2017

El termalismo ha tenido larga tradición en Europa desde la época de los romanos pero fue en el siglo XIX, con la construcción del ferrocarril, cuando los balnearios comenzaron a vivir su época dorada. Se inauguraron líneas ferroviarias a las ciudades con instalaciones termales, se construyeron suntuosos hoteles para los que iban a cada uno de esos sitios a "tomar las aguas", las guías ferroviarias incluían todos los balnearios a los que se llegaba en tren y los turistas termales acudian en masa. También hemos querido en este Blog rememorar los viajes ferroviarios de esa época, que no se han interrumpido desde entonces, yendo en tren a tomar las aguas fuera y dentro de España. Y, lejos de nuestro país, hemos ido a la República Checa, a la ciudad de Karlovy Vary -que vemos en la foto tomada desde un parque elevado-, la Karlsbad del Imperio austrohúngaro, a donde el ferrocarril llegó el 19 de septiembre de 1870 desde la localidad de Cheb, en la frontera con Alemania. Un año después, Karlovy Vary y Praga quedaban conectadas por tren.

Llegar hoy día en tren a Karlovy Vary es tan sencillo como tomar un regional semidirecto en la estación central de Praga que en 3h 13' nos dejó en la ciudad balnearia de la Bohemia occidental, que antaño atrajo a personajes ilustres de la música, la literatura, la ciencia o el arte y se consagró como uno de los balnearios más famosos del mundo.


La estación central de Praga desde nuestro hotel, situado enfrente de tan majestuoso edificio

Pasaban pocos minutos de las 9 de la mañana en un día nublado, con gran humedad en el ambiente por la fuerte lluvía del día anterior, cuando ya nuestro tren estaba formado en la vía.


Una locomotora eléctrica a punto de cumplir 40 años en activo, pero bien cuidada y modernizada, y cuatro coches, uno de ellos de primera clase, situado a la partida en la cola de la composición. La primera parte de nuestro trayecto lo haria en dirección norte hasta casi la frontera alemana, recorriendo 106 km hasta la ciudad de Ústí nad Labem, por la línea que utilizan los trenes para ir desde Praga a Dresde y Berlín. Ústí es un importante nudo de comunicaciones ferroviarias. Ahí el tren se desvió hacia el Oeste para ir Karlovy Vary, trayecto de 130 kilómetros, con paradas en pequeñas localidades. El destino final del tren era Cheb, pero nuestro destino estaba 52 kilómetros antes.


Campos del valle del Elba al norte de Praga


Exclusas en el Elba, cerca ya de Ústí nad Labem, vistas desde nuestro tren cuyo trayecto iba muy próximo a ese río


Ústí nad Labem ("Boca del Elba", en checo antiguo) a orillas del río Elba, donde recibe las aguas del Bilina, tal como se veía desde el tren


En este mapa de parte del ferrocarril checo podemos ver los distintos lugares de nuestro trayecto, desde la partida en Praga hasta Karlovy Vary, pasando por Ústí nad Labem. Al sur de Karlovy Vary hemos señalado otra localidad a la que luego nos referiremos por su importancia termal.

En Ústí nad Labem el tren invirtió el sentido de la marcha con cambio de la locomotora y, una vez en marcha, se dirigió hacia el suroeste por la línea regional de Cheb. Toda esa línea es de doble vía ya que es otra de las conexiones con Alemania, en concreto hacia Núremberg.



Breves paradas en Kadaň-Prunéřov y en Klášterec antes de llegar a nuestro destino

No estoy muy seguro si llegamos a la estación principal de Karvlovy Vary demasiado pronto en el tiempo o demasiado tarde para poder ver el aspecto original que tuvo una vez reconstruida tras el bombardeo, durante la Segunda Guerra Mundial, que destruyó en 1945 la estación original de 1898.


Este era el aspecto de la estación en diciembre de 2013 (Foto Foro Drehscheibe-online)

La estación de los años 50 del pasado siglo ha desaparecido totalmente y en su lugar se ha instalado un pabellón provisional hasta que se concluya el edificio definitivo.


En octubre de 2015 entraron las máquinas y el edificio que había hasta entonces fue reducido a escombros (Foto Foro Drehscheibe-online)

Nuestro tren debió parar un poco antes de la zona de obras pues aún no han concluido, ya que a las del edificio se han sumado las de las vías.


Playa de vías de la estación principal de Karlovy Vary en obras



Cuando todas las obras estén terminadas, la estación principal de Karlovy Vary tendrá este futurista aspecto, casi como caída del espacio, que poco tiene que ver con el resto de la ciudad, donde impera un conjunto de estilos en sus edificios, muy alejados del futurismo, que van desde el gótico y el barroco hasta el Art Nouveau. La marquesina de hierro fundido, una vez desmontada, se piensa trasladar a otra zona de la ciudad, quizá a la estación situada junto a la de autobuses (Karlovy Vary Dolní), según el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias de la República Checa. Y esa otra estación está en el camino obligado para entrar en la ciudad.


Aspecto del edificio de la estación de Karlovy Vary Dolní, situada junto a la terminal de autobuses. "Dolní", significa inferior en checo, mientras que a la estación principal se la denomina "Horní" -superior- al estar situada en la parte alta de la ciudad. De esta otra estación, cuyo vestíbulo actual fue terminado en 2001 con ayuda de la Unión Europea, parten servicios regionales a poblaciones cercanas, entre otros a Mariánské Lázně


No tiene esta otra estación mucho tráfico como se ve en el teleindicador con las circulaciones en las tres horas siguientes a nuestra llegada a la estación principal

El curioso diseño de la nueva estación ferroviaria tal vez sea para competir con la terminal del aeropuerto. Porque desde 1925, además de ferrocarril, Karlovy Vary cuenta con aeropuerto en el que en 2012 se inauguró una nueva terminal futurista.



Nueva terminal del aeropuerto de Karlovy Vary (Foto Pavel Hrdlička)

La llegada del ferrocarril a esta ciudad balnerario supuso un notable incremento del número de visitantes. Si antes de 1870 apenas varios centenares de familias llegaban ahí cada año a tomar las aguas, a finales del siglo XIX eran unos 26.000 anuales y en el año 1911 se llegó a los 71.000 visitantes. La Primera Guerra Mundial paralizó la actividad en Karlovy Vary, cuando ya se habían construido sus principales hoteles con aguas termales.

Hoy, Karlovy Vary cuenta con más de 50.000 habitantes y anualmente recibe varias veces más turistas que su población fija. El pasado año 2016, más de 25.000 lo hicieron a través de su aeropuerto, la mayor parte de ellos rusos, ya que desde 1997 hay vuelos directos con Moscú. No obstante, el descenso del turismo ruso ha sido notable en los últimos años. La actividad máxima de este aeropuerto fue en 2013, con más de 104.000 pasajeros y 5.342 aeronaves.

Con la decepción de no poder ver el pasado ni tampoco el futuro de la estación, nos fuimos hacia el centro de la ciudad.

Karlovy Vary cuenta con más de 80 manantiales de aguas minerales a diversas temperaturas que surten a los distintos establecimientos termales y a fuentes colocadas en diversos lugares de la ciudad para que los visitantes ocasionales puedan experimentar las características terapéuticas de sus aguas. El descubrimento de sus manantiales data de 1358 cuando un perro de caza del emperador checo Carlos IV descubrió casualmente una surgente de aguas termales. Ese feliz acontecimiento dio nombre al lugar: "Balneario de Carlos".

Su fama desde entonces no dejó de crecer hasta el punto de que el zar ruso Pedro el Grande visitó dos veces la ciudad en el siglo XVIII. Este zar dejó su impronta en ella con varios edificios, entre otros una iglesia ortodoxa.

Atravesando el río Ohře, paralelo a la vía férrea, se llega al centro de la ciudad y se divisan los edificios construidos en el siglo XIX, cuando la ciudad había sufrido ya varios incendios e inundaciones. Karlovy Vary cuenta hoy día con más de 160 hoteles. 




Uno de los hoteles balneario situado no lejos de la estación, junto al parque dedicado al compositor checo Smetana


Si atravesamos el río Teplá (en la foto), afluente del Ohře, que cruza la ciudad en su parte este, llegaremos enseguida a la célebre Columnata del Molino, una de las varias que en la ciudad albergan fuentes públicas medicinales.





La columnata del Molino




Columnata del Parque Dvořák



Bello trabajo del hierro fundido en la Columnata del Mercado



Una de las fuentes públicas con agua termal que hay en diversas zonas de la ciudad en las que los turistas ocasionales pueden beber y llenar sus botellines. En algunas de ellas el agua llega a salir a 65º por lo que hay tener cuidado al beber



Iglesia ortodoxa dedicada a San Pedro y San Pablo, de estilo ruso, uno de los muchos vestigios en la ciudad de la visita del zar Pedro el Grande






VIstas urbanas de Karlovy Vary


"El año pasado en Marienbad"

Los universitarios de los años 60 del pasado siglo que asistíamos a los cine-clubs que por entonces abundaban en algunos Colegios Mayores, recordamos muy bien esta película de 1961 de Alain Resnais cuyo onírico argumento resultaba complicado de entender y que hacía referencia a un supuesto encuentro anterior de los protagonistas en el famoso balneario checo de Marienbad, cuyo nombre local es Mariánské Lázně y se encuentra a poca distancia de Karlovy Vary. Si Karlovy Vary es el "Balaneario de Carlos" en este otro caso se trata del "Balneario de María".

El caso es que la película no se rodó en Marienbad pero tuvo la virtud de hacer famoso en el cine a ese lugar en todo el mundo. Son incontables los personajes ilustres que a lo largo de los años pasaron por Marienbad y e incluso le dedicaron poemas, como Goethe, que estuvo en Marienbad en 1823.

Desde el 17 de diciembre de 1898 una línea ferroviaria de vía única no electrificada une ambas poblaciones. La explotación del servicio ferroviario a Mariánské Lázně desde Karlovy Vary corrio a cargo inicialmente de los Ferrocarriles imperiales austrohúngaros. Luego de los Ferrocarril austriacos y, tras la Segunda Guerra Mundial, de los Ferrocarriles estatales checos. Desde 2006, una operadora privada: GW Train Regio (anteriormente Viamont Regio), realiza la explotación de la línea, que tiene su cabecera en la pequeña estación de Karlovy Vary Dolní y cuenta con 53 km. El trazado tiene una pendiente máxima de 25 milésimas por lo que la velocidad de los trenes no sobrepasa los 60 km/h.






Automotor diésel ligero RegioSprinter de GW Train Regio que realiza el servicio entre Karlovy Vary Dolní y Mariánské Lázně 



Perfil de la línea entre Mariánské Lázně y Karlovy Vary. En sentido contrario, dado el carácter montañoso del trazado, la pendiente es muy fuerte llegándose hasta los 700 metros desde los 371 del inicio (Autor Myself. Fuente: Administrador de Infraestructuras de Chequia)



Balneario en Mariánské Lázně (Foto: Turismo de la República Checa)

Una web oficial de la ciudad permite conocer todos los recursos turísticos termales a disposición de los visitantes.

Otras ciudades con balnearios interesantes hay en la República Checa pero ninguna ciudad tan mundialmente famosa como las que hemos descrito. Quizá hoy día el ferrocarril ha perdido importancia para llevar hasta ellas a los turistas como lo fue antaño pero, salvo excepciones de líneas que fueron cerradas en algunos países, como Francia, y tenían como destino ciudades balnearias, los trenes siguen llegando a estas ciudades.

Más adelante haremos también una visita a un lugar de España con balnerario conocido que llegó a tener estación ferroviaria dentro de sus instalaciones. Será en otra ocasión. (MAM, con aportación documental del historiador Julio Guinea)