En tren a tomar las aguas (II): Ferrocarril y termalismo en un vergel de Alhama de Aragón

11 de mayo de 2017

Muchos viajeros de la línea ferroviaria Madrid-Zaragoza se sorprendían antaño cuando, a pocos metros de la estación de Alhama de Aragón, divisaban desde los trenes de Larga Distancia, a los pies de la vía, un lago en medio de un vergel de árboles del paraíso -cinamomos-, olmos, palmeras, plátanos orientales, etc., con bañistas nadando en sus aguas. En los días más crudos del invierno, de ese lago emana una neblina que evidencia una buena temperatura del agua. Si el tren se había detenido en la estación de Alhama podían contemplar un acceso privilegiado desde el propio andén a una de las más espectaculares áreas balnearias de España. Tras estar en el importante centro termal de Karlovy Vary, en la República Checa, nos hemos acercado también en tren a este paradisiaco lugar del corazón de la tierra aragonesa, para disfrutar de sus aguas mineromedicinales y describir hasta qué punto ferrocarril y termalismo se unieron aquí desde sus inicios.

La construcción del ferrocarril produjo en toda Europa un auge de la actividad termal. Los balnearios, hasta entonces reservados a un público minoritario que podía permitirse llegar hasta ellos en carruajes tirados por caballos, se lanzaron a enriquecer sus instalaciones con la construcción de nuevos y lujosos hoteles, con propaganda de la bondad de sus aguas en las guías ferrioviarias y con presiones a las concesiones de las nacientes líneas para que situaran una estación lo más cercana posible a sus instalaciones.




Gráfico incluido en el trabajo de Rafael Barquín sobre "El turismo y los primeros ferrocarriles españoles. 1855-1900", en el que se aprecia el incremento de visitantes a los balnearios tras la puesta en servicio de las líneas ferroviarias (Revista TST, Junio 2013, págs 110-136)

En la Guía de Verano de 1911 de los Caminos de Hierro del Norte de España se incluyen 107 balnearios de distintas zonas de España con acceso por ferrocarril, algunos de los cuales cuentan con tarifas especiales para viajar a ellos en tren. Lo mismo sucede con otras guías ferroviarias de distintos países, en las que se describen las características de las aguas de las estaciones termales.




Página inicial de la larga lista de balnearios españoles y sus accesos ferroviarios (Guía de Verano de 2011. Compañía de los Caminos de Hierro del Norte de España)


Para llegar a Alhama de Aragón tomamos el tren de Media Distancia que va de Madrid a Lleida, aunque accedimos a ese tren en Alcalá de Henares. El recorrido del tren se efectúa por la línea convencional de Madrid a Zaragoza, hoy venida a menos en sus tráficos a causa de la línea de alta velocidad que discurre paralela. Apenas 10 trenes de Media Distancia la utilizan en todo o en parte y entre 15 y 20 trenes regulares de mercancías en días laborables, "unos 10 los sábados y la mitad los domingos" según nos informa Javier López Ortega, administrador de una web dedicada al transporte ferroviario de mercancías.



Este es el tren de la antigua serie 440, trasformado ahora en la serie 470, que nos llevó a Alhama de Aragón, entrando en la estación de Alcalá de Henares. Estos trenes entraron en servicio en 1974, cuando se encargaron más de 250 unidades para realizar servicios de Cercanías y Regionales. La mayor parte de ellos ya no circulan: fueron vendidos a Brasil o Chile, desguazados o apartados del servicio. Sólo unos 50 han sido reformados para prestar servicios de Media Distancia, transformados a la serie 470, incorporándoles nuevos asientos, megafonía a bordo e incluso máquinas de autoventa. Este es uno de ellos.




Interior de la unidad 470 que nos condujo a Alhama de Aragón

En la configuración histórica de esta línea, cuyo origen era la estación de Atocha, Alhama de Aragón estaba en el km 219. Modernamente, ese origen ha pasado a Chamartín por lo que se restan 3 km.

Hace un año estuvimos en Calatayud circulando en el "Tren de los 80" de la Asociación de Amigos del Ferrocarril de Madrid, trayecto que se realizó también por esta línea. Hay que decir que en el año transcurrido desde entonces parece como si el tiempo no hubiera pasado por el trayecto. Las estaciones entre Guadalajara y Alhama, salvo Sigüenza, apenas tienen tráfico de viajeros y las limitaciones provisionales de velocidad en determinadas partes del recorrido siguen donde estaban, haciéndose cada vez más eternas.

Hace pocos días, Adif ha sacado a licitación un importante contrato de mantenimiento de la red convencional, con la idea de ir disminuyendo esas limitaciones. La línea Madrid-Zaragoza, antaño tan transitada, se resiente del abandono.

Las muchas paradas que este tren de Media Distancia hace entre Madrid y Zaragoza permiten ver el estado de abandono de las estaciones del trayecto.




Estación de Yunquera de Henares, primera parada después de Guadalajara



Espinosa de Henares. Aquí parece que han llegado los pintores e incluso hay un panel para avisar de los trenes y un interfono para hablar con el Puesto de Mando



A través de los ventanales del tren se divisa el castillo de Jadraque, fortaleza erigida en el siglo XV



Estación de Jadraque. Una solitaria viajera abandona aquí el tren


Estación de Baides. Nuestro tren paró en el solitario lugar. Aquí se interrumpió durante mucho tiempo la doble vía que venía desde Madrid. En efecto, el 23 de diciembre de 1929 se completaron los 31,9 km de doble vía desde Espinosa de Henares hasta Baides. Durante casi 57 años desde Baides hacia Zaragoza sólo una vía atendía todos los tráficos de viajeros -entre los que se encontraban los Talgo Pendulares de Barcelona- y de mercancías. Fue el 30 de mayo de 1986 cuando se puso en servicio la doble vía Baides-Sigüenza que el 30 de julio de 1987 llegó hasta Calatayud.





La vista del Castillo de Sigüenza del siglo XII, hoy Parador Nacional, y de la Catedral románica nos anuncia la llegada a la estación de Sigüenza.




Estación de Sigüenza, la más cuidada de todo el trayecto y con mayor número de viajeros. Edificada inicialmente en 1862, fue reconstruida tras la Guerra Civil ya que el edificio histórico quedó destruido

Salimos poco después de la cuenca del Henares, tras el túnel de Horna, para llegar a la cuenca del Jalón con la vista del edificio de la estación de Torralba donde este tren no hizo parada.




Fugaz visión de la estación de Torralba donde se bifurca la línea de Soria


La primera estación tras pasar Torralba es la de Medinaceli. La bella ciudad medieval a la que corresponde está en lo alto del monte cercano. Apenas pasar la estación se ven las estructuras de la autovía hacia Soria que permite al tráfico por carretera competir con ventaja con el ferrocarril a esa ciudad castellana. No lejos de aquí pasa la línea de alta velocidad Madrid-Zaragoza-Barcelona. Entre las ideas más pintorescas que se han presentado por el Ministerio de Fomento era la de hacer un ramal desde esa línea de alta velocidad para enlazar con la de Soria.

En nada ha quedado eso, como también la pendiente renovación de gran parte de la línea ferroviaria Torralba-Soria, que presenta un lamentable estado.



Cenizo estaba el cielo cuando paramos en Arcos de Jalón. Llamaba la atención la enorme máquina dispensadora de billetes de Media Distancia. Ignoramos que éxito debe tener entre los viajeros ya que el interventor cobraba en el tren a quienes a él accedían.




Santa María de Huerta, la siguiente parada, tiene también su estación cerrada, con un pequeño refugio para sobrellevar las inclemencias del tiempo



Un inoportuno árbol tapaba el imponente edificio de su monasterio, fundado en el siglo XII por Alfonso VII de León, monumento de indispensable visita


Casi puntualmente llegamos a la estación de Ariza, antaño nudo de comunicaciones ferroviarias pues aquí se iniciaba la línea hacia Valladolid de 254 km (su kilometraje se iniciaba en la capital vallisoletana). El 1 de enero de 1985 se cerró esa línea al tráfico de viajeros, con otras muchas en toda España. Aún quedan los railes de parte de la línea a la salida de Ariza.





Tras 2h 24' de viaje llegamos a Alhama de Aragón, final de nuestro viaje. En pocos minutos más de trayecto un viajero habría cubierto la distancia entre Madrid y Barcelona por la línea de alta velocidad.






La Asociación de Amigos del Ferrocarril de Madrid también ha venido a Alhama de Aragón estos días con su UT 440



La UT 440.078 de la AAFM en un viaje del Tren de los Reyes Magos en enero de 2017 (Foto de Luis Antonio Fernández Corral). Esta unidad sólo tiene 2 coches pues le falta el remolque intermedio


Casi en las mismas fechas de nuestro viaje, la Asociación de Amigos del Ferrocarril de Madrid fletó su tren turístico de la serie 440 -con sus colores originales- (UT 440.078) también con el mismo destino y aquí la vemos recién llegada a la estación de Alhama de Aragón. La mayor parte de quienes viajaron en ella se desplazaron luego al Monasterio de Piedra, que dista pocos kilómetros de este lugar (Fotos de la AAFM).

Alhama de Aragón, una estación nacida por la influencia de su balneario

El 4 de febrero de 1863 llegaba el ferrocarril a Alhama de Aragón, tras ponerse en servicio el tramo entre Medinaceli y esta localidad, dentro de las obras de construcción de la línea Madrid-Zaragoza. No fue una casualidad que la estación quedase ubicada en terrenos del Balnerario "Termas Pallarés", donde fue inaugurada el 26 de mayo de ese mismo año, cuando entró en servicio el tramo siguiente de la línea férrea, entre Alhama y Grisén.

Los fastos que rodearon a la inauguración nos los cuenta Francisco Wais San Martín en su libro "Historia General de los Ferrocarriles Españoles (1830-1941)": Un tren especial partió de Madrid a las siete y media de la mañana de un día radiante de mayo. En él van los ministros de Fomento y de Marina y diversas personalidades, entre ellas don Práxedes Mateo Sagasta, al que sin duda, atraen, aparte de otras razones, sus antecedentes ferroviarios como Ingeniero de Caminos y autor del proyecto de otro ferrocarril. A la una y media de la tarde el tren se detiene en Alhama y allí se les sirve a los viajeros una comida y se les agasaja; detención y agasajo que había de repetirse en Calatayud, y a las siete y media se llegaba a Zaragoza, donde el recibimiento y obsequio fue de mayor importancia.

La comida fue, como no, en los salones del Balneario, cuyos detalles veremos más adelante. 

Contaba entonces la localidad con unos 850 habitantes (hoy 1.034) y su principal riqueza eran sus aguas termales, conocidas desde la época de los romanos, aunque fueron los árabes los que le otorgaron su nombre actual, derivado de Al-Hamman, que significa "Los baños".


Hasta entonces la única forma de acceder a las instalaciones balnearias era el camino entre Madrid y Zaragoza por Alhama de Aragón y Calatayud, que cruza en medio de los edificios y que luego sería la carretera N-II hasta que se construyó la autovía A-2 Madrid-Zaragoza.






En este par de fotos podemos ver la antigua carretera Nacional II cruzando los edificios del Balneario Termas Pallarés. En la foto superior podemos ver a la derecha el edificio del Hotel Termas que en la inferior queda a la izquierda. El otro edificio es un antiguo casino, hoy cafetería. En los bajos del Hotel Termas está la galería termal por lo que es habitual el cruce de la N-II en albornoz por parte de los termalistas que viven en los demás hoteles

La razón de la existencia de una estación ferroviaria dentro del balneario se atribuye a la influencia del propietario de los edificios desde unos 20 años antes, el empresario catalán don Manuel Matheu, que gestionó un cambio de trazado de la línea ferroviaria a Zaragoza para que pasase por ese lugar.

La gestión resultó tan exitosa que no sólo consiguió situar la estación en el terreno del balneario sino que en su continuación atravesó, de forma paralela a la Nacional II, por en medio de los jardines termales y junto al lago.

Hoy día, el trazado de la doble vía ferroviaria está aislado por un túnel vegetal muy tupido de tal forma que los trenes, en mucho menor número que antaño, apenas se ven aunque sí se oyen.




En círculo, la estación del ferrocarril de Alhama de Aragón y en recuadro las instalaciones del Balneario. La línea férrea está marcada con trazado negro




Espesa vegetación que protege la vía del tren en el interior del Balneario



Hace falta meterse por en medio de los árboles para poder ver las vías


En la foto anterior vemos los dos túneles que debieron construirse para dar continuidad a la vía férrea a partir del balneario de Alhama de Aragón. En esta foto antigua del año 1900 vemos los dos túneles por el lado contrario, que corresponde a la localidad de Alhama. Obsérvese que ya la plataforma fue construida para doble vía pero ésta no se instalaría hasta 80 años más tarde




La protección vegetal de las vías es tan buena que para fotografiar algún tren ocasional, es preciso salirse del recinto y aún así es complicado por la distinta cota a que está situada la vía al salir de los túneles. Aquí vemos parte de un tren de contenedores con destino Madrid



Uno de los pasos inferiores bajo las vías, dentro el recinto del Balneario, para pasar de uno a otro lado de sus instalaciones

La majestuosidad de los edificios ya construidos al momento de la inauguración dejó impactados a quienes llegaron hasta allá en tren y ocasionaron una importante afluencia de termalistas desde ese momento.





Edificio del casino, dentro de las instalaciones del Balneario



Postal de la época en la que se ve el teatro que había dentro de ese edificio, hoy fuera de uso



Uno de los comedores del complejo hotelero, para los desayunos. Desde ese mirador es posible ver fugazmente el paso de los trenes entre los árboles ya que la vía discurre a escasos metros



Parte de la galería termal situada bajo el primer hotel que se construyó en el balneario poco antes de la llegada del ferrocarril



Antigua postal donde se ve una fuente de agua mineral en la galería de baños de otro de los hoteles



Lago termal con agua entre 28 y 30 grados a escasos metros de la vía férrea que discurre por la lado derecho. Tiene una superficie de 2 hectáreas

Aprovechando unas horas de asueto dentro de nuestra estancia en el Balneario nos acercamos con más calma a la estación.


La estación cuenta con 2 vías de paso, una de estacionamiento conectada por ambos lados con la vía impar y 2 de apartado en topera. En total 5 vías que en el pasado debieron usarse con frecuencia.  Actualmente sólo 3 de ellas están en uso: las de paso y la de estacionamiento.

En el conjunto de la estación llama la atención el gran depósito de agua para la aguada de las locomotoras de vapor.



Se da la circunstancia de que el agua de la zona, tan buena para los enfermos, no lo era tanto para las locomotoras ya que su dureza les provocaba frecuentes averías que retrasaban los trenes.



No es mucha la altitud a la que se encuentra la estación pero desde ella la línea discurre en suave pendiente hasta Torralba, situada a 1.100 metros, en sentido Madrid. Tal vez por ello se previó una aguada aquí para las locomotoras de vapor.



Los andenes primitivos eran de notable longitud (320 metros, según la medición que hemos efectuado) lo que permitía el estacionamiento de trenes bastante largos. Actualmente se han construido andenes elevados de longitud mucho más reducida sólo para los trenes de Media Distancia que tienen parada en la estación. En el lado derecho de la curva que vemos ahí está el lago termal.

La localidad de Alhama tiene actualmente una vida apacible. Más de 200 personas trabajan actualmente en el conjunto de los balnerarios en temporada alta (120 de ellos en las Termas Pallarés). Otro balneario contiguo completa la oferta termal para los visitantes.






El centro de la localidad de Alhama de Aragón, con su iglesia barroca del siglo XVII y el edificio de su ayuntamiento


Hotel balneario Alhama de Aragón, la otra instalación termal de la localidad, situada ésta en el casco urbano



Por cualquier sitio que se mire, aparece la omnipresente Torre del Homenaje, lo que queda del castillo musulmán de Alhama, situado en el cerro de la Serratilla



En una de las calles de la localidad, sus habitantes pueden disfrutar de las bondades de sus aguas termales en una fuente como la que vemos. El agua sale a buena temperatura en cualquier época del año y allí van a llenar sus recipientes

Y esta es la historia de una pequeña localidad que llegó a tener ferrocarril gracias a sus aguas termales y al empeño de su propietario. Logró con su influencia que la línea Madrid-Zaragoza pasase por su balneario, gracias a lo cual fue grande el flujo de termalistas. Hoy día los visitantes vienen en coche o autobuses, salvo una pequeña parte que lo hacen en tren pero no usando su estación sino el AVE a Calatayud desde donde el balneario tiene concertado el transporte hasta sus instalaciones. Tal vez hemos sido de los pocos que hasta aquí llegamos a la vieja usanza: viniendo en tren hasta el propio balneario. (MAM)

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Más información

Web oficial del Ayuntamiento de Alhama de Aragón con descripción de la oferta termal de la localidad.